Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1692
Legislatura: 1901-1902 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 17 de octubre de 1901
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 37, 829
Tema: Desafortunada intervención del Sr. Romero Robledo por querer suspender la sesión

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Me levanto única y exclusivamente para rectificar un error que padece S. S. respecto a hechos históricos que aquí ha relatado. Todo lo demás me importa poco; porque, si yo emigré de España, fue en tiempos en que tuvieron que emigrar muchas personas, sobre todo aquellas que tenían arraigadas ideas monárquicas. Enseguida que la República dio algunas garantías de orden, volví a España porque yo no temía a la República, a lo que temía era al desorden.

Su señoría ha hecho una historia algo a su capricho, respecto a conferencias que conmigo celebró el Sr. Cánovas del Castillo, a propósito del advenimiento de D. Alfonso XII. Yo tuve, en efecto, una conferencia con el Sr. Cánovas del Castillo, a la cual me convocó en momentos difíciles para la Patria, y cuando el Sr. Cánovas del Castillo me propuso que uniera mis esfuerzos a los suyos para restaurar la Monarquía de D. Alfonso XII, me negué en absoluto y terminantemente. (Rumores) Desde entonces, el Sr. Cánovas y yo, que estábamos de acuerdo para ver si restablecíamos el orden, nos separamos en absoluto; él tomó el camino de D. Alfonso XII, y yo no le seguí, porque no creía que aquel camino debía tomarse hasta que la voluntad de la Nación lo trajera al Trono. Y esta declaración la hago ahora, aunque la contraria podría servirme mejor como título a la consideración en la situación actual; pero yo faltaría a la lealtad si aceptase la idea que S. S. me quiere adjudicar, de que yo contribuí al advenimiento de Don Alfonso XII, la verdad es que yo no contribuí ni poco, ni mucho, ni nada; conste así en honor a mi lealtad. (Aplausos).



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL